text
stringlengths 41
14.2k
| label
class label 46
classes |
---|---|
Silencio, que haya guitarras junto al río
en corazón sonoro de la noche
y el jazmín tiende sus besos de fiebre
si canta Ronda. | 36estrofa_sáfica
|
¡La paz!... ¡La dulce paz! Mi cara Honduras:
He allí el poderoso talismán
Para todas tus crueles desventuras;
Y como huyen del sol nieblas oscuras,
A la vista de aquél, éstas huirán. | 32quinteto
|
Aquél que en elevadas fantasías
y en éstasis sabrosos se regala,
y tanto imita las acciones mías, | 33terceto
|
dejarán estos dos en las ajenas
tierras, como en las proprias, dilatados
sus nombres, que tú, Apolo, así lo ordenas. | 33terceto
|
Un fuerte castillo, y su fenestraje
y puertas obrado de mazonería,
de zafir de oriente, que a todo visaje,
mirándolo fijo retrocedería;
y cuatro leones en torno diría
de neta amatista, fieros y rompientes.
Pues, lector discreto, si de esto algo sientes,
recordarte debe su genealogía. | 41copla_arte_mayor
|
Mia qué castigo has tenío;
yo he jecho burla e ti
y tú no lo has conosío. | 30soleá
|
Serenidad de piedra ante el abismo,
mármol en vilo de sollozo y luna,
columna de equilibrio en la ruina,
ala entreabierta. | 36estrofa_sáfica
|
DUÉRMETE, NIÑO Mío,
flor de mi sangre,
lucero custodiado,
luz caminante. | 22seguidilla
|
Maresita mía,
yo no sé por dónde
al espejito donde me miraba
se le fue el asogue. | 26seguidilla_gitana
|
Y si llega a ministro el tierno infante,
llanto de gozo, ¡oh padres!, derramad
al contemplarle demandar triunfante
a las Cortes un bill de indemnidad.
Perdón, lector, mi pensamiento errante,
flota en medio a la turbia tempestad
de locas reprensibles digresiones.
¡Siempre juguete fui de mis pasiones! | 2octava_real
|
¿Quién tu rostro divino, Fili hermosa,
que en esplendor venciera el claro día,
intentó marchitar con mano impía
sembrando gualda en su azucena y rosa? | 24cuarteto
|
Visitado en su posada
de una dama, cierto amante
al escudero portante
de porte le dio una espada.
Yo quiero que la Colada
sea del Cid Campeador;
armado vuelve mejor
de un escudo, un escudero, | 4octava
|
Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad; | 7serventesio
|
A los toros corriendo
van con gran priesa
muchos que merecían
que los corrieran.
Tal vez va al lado
quien les hace la gracias
de convidados. | 27seguidilla_compuesta
|
Quien buscare unaboda
Con mayorazgo,
Eche el ojo a una vieja ;
y échela el gancho ;
Mas vaya alerta, .
Que hay dotes que se dicen
y no se cuentan.. . | 27seguidilla_compuesta
|
—¡Por fin nuestro amor concluye!
—dijo Zela— . Ya lo sabe
mi padre; y antes que acabe
contigo, Alí, presto le huye.
—¿Yo huir? —el negro arguye
—¿Yo estar, mi Zela, sin verte?
Ya que lo quiere la suerte
y mi estrella me amilana,
veré a tu padre mañana
y ante él me daré la muerte. | 13espinela
|
Dentro del mármol una voz confusa
dijo: ¡Dalmiro! ¡cumple lo jurado!
Quedé asombrado, sin mover los ojos,
pálido, yerto. | 36estrofa_sáfica
|
Tú, al que otros tiempos acertaba apenas
a escribir con fatigas una carta,
animas a dictar páginas llenas
de verso y prosa en abundante sarta.
Político profundo en sus faenas,
folletos traza, artículos ensarta,
suda y trabaja, y en manchar se emplea
resmas para envolver alcaravea. | 2octava_real
|
Si esto que me pasa
le pasase a otro,
era cosita e prebelicarse
y gorberse loco. | 26seguidilla_gitana
|
Creyolo el infeliz, loco desconsejado:
sacó su cuchillejo que tenia amolado,
cortó sus genitales el malaventurado,
así se degolló, murió descomulgado. | 9cuaderna_vía
|
allí, donde el murmullo de la vida
temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene
silenciosa a expirar; | 21silva_arromanzada
|
La luna nueva.
Ella también la mira
desde otra puerta. | 8haiku
|
Y aunque tanta pepitoria
os cuesta cuidado eterno,
considerad que hay infierno,
muerte y vida, pena y gloria. | 19redondilla
|
en las llamas de las rosas,
alocado y sensitivo,
y dice a las ninfas cosas
entre un querubín y un chivo. | 5cuarteta
|
Sobre tus bellos, transparentes ojos
Buscan los cielos su cristal divino;
Lanzas miradas, que cual rojo rayo,
Fieras deslumbran. | 36estrofa_sáfica
|
Y apenas el horizonte
empezaba a coloriar,
los pájaros a cantar,
y las gallinas a apiarse,
era cosa de largarse
cada cual a trabajar. | 12sextilla
|
¿Quién en esta casa entró
y la apartó del desierto?
Para que me acuerde yo,
alguien que soy yo y ha muerto. | 5cuarteta
|
Los labios que un tiempo dieron
Blando y sacrílego son
Con los besos que vertieron,
Que torpe hoguera encendieron
En el brutal corazón; | 29quintilla
|
Era el legislador del pueblo hebreo
que, dejando su choza solitaria,
donde llegó su fuerza al apogeo,
iba en alas de férvida plegaria
a enviar a Dios el postrimer deseo. | 32quinteto
|
En un sitial la dahalia
como priora se esponja,
mientras la tórtola monja
entra de sayo y sandalia. | 19redondilla
|
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta. | 33terceto
|
Cansado del combate
en que luchando vivo,
alguna vez recuerdo con envidia
aquel rincón obscuro y escondido. | 21silva_arromanzada
|
Mas ya, ya consiguieron
vencer con prepotencia
a un cuerpo que no marcha
al son guerrero de marcial trompeta | 17endecha_real
|
Consuma, ciñe, hiele, mate, estrecha
tenga otra la voluntad cuanto quisiere;
que por nardo, o por nieve, o red no espere
tener la mía en su calor deshecha. | 24cuarteto
|
En fin, en fin, tras tanto andar muriendo,
tras tanto varïar vida y destino,
tras tanto, de uno en otro desatino,
pensar todo apretar, nada cogiendo, | 24cuarteto
|
Cuando miro de noche en el fondo
obscuro del cielo
las estrellas temblar, como ardientes
pupilas de fuego,
me parece posible a do brillan
subir en un vuelo,
y anegarme en su luz, y con ella
en lumbre encendido
fundirme en un beso. | 21silva_arromanzada
|
Para que en fe de su amor
a Carlos más frutos rinda,
será de hoy en adelante
más florida la Florida. | 11cantar
|
Con ser tanta la verdad
De vuestra rara hermosura,
Mayor es mi desventura,
Y mayor mi soledad.
De roca os hizo en verdad
Vuestra buena madre el pecho:
¿Qué ley os dará derecho
para prendar hombre así?
Con amaros, ¡ay de mí!
¿Qué mal, señora, os he hecho? | 13espinela
|
En una cueba me entré,
salí sacudiendo er porbo,
y eso fue lo que saqué. | 30soleá
|
La fortuna que no cesa,
siguiendo el curso fadado,
por una montaña espesa
separada de poblado
me llevó, como robado,
fuera de mi poderío;
así que el franco albedrío
del todo me fue privado | 15octavilla
|
Mire tu imagen, y mi lira humilde,
Como las flores sus aromas leves,
Brote, en obsequio a tu beldad divina,
Fáciles ecos. | 36estrofa_sáfica
|
Mucho me encoleriza vuestra mala partida,
y mirar por vosotros mi forma escarnecida.
Matasteis mi romero con mentira sabida,
y ahora veo además su alma mal traída | 9cuaderna_vía
|
Luego, una ráfaga fría
súbita baja del coro
y apaga la luz que ardía
en el gran trébol de oro. | 5cuarteta
|
Mas ésta fue la causa,
éste el origen, ésta
la ocasión envidiosa
que preparó la tumba a su eminencia. | 17endecha_real
|
a l l í los río s, p o r lo s va lles hondos
con su ave y dulce murmurar corriendo,
aqu í y allí fe cun d id ad llevaban
con su apacible y delicioso riego.
El Cauca, sobre todos majestuoso, | 18romance_arte_mayor
|
Estos viven después desesperados,
del ministro además desatendidos,
en el mundo político ignorados,
y del pueblo también desconocidos;
andan en la cuestión extraviados,
siempre sin tino, torpes los sentidos,
donde a saber con pruebas tan acerbas,
que pierden fuerzas en mudando yerbas. | 2octava_real
|
Azerilla que sufrió
siete lobos denodados
y ninguno la mordió,
todos fueron mordiscados:
rape el diablo del saber
que en ella se ha defender;
las rodillas tiene floxas,
contra las ovejas cojas
muestra todo su poder. | 38novena
|
Desparecieron en la sombra muda,
y sus nombres ilustres se borraron
cual nombres de cobardes: ¡sus hazañas
no eternizó la lira! | 37estrofa_francisco_de_la_torre
|
Siempre es algún consuelo
que un marido, por serlo, gane el cielo. | 3couplet
|
Con tan gigante armonía
Todo su cuerpo estremece,
Y al oírla se creería
Que crece así su alegría
Cuanto su estrépito crece | 29quintilla
|
Como una ofrenda olvidada
En templo que se arruinó,
Y en la piedra cincelada
Que en su caída encontró,
La mece el viento colgada. | 29quintilla
|
Sufro el castigo de mi culpa y callo,
pero mira, Señor, ve cómo lloro;
¿de conocer la culpa del castigo
dame el consuelo! | 36estrofa_sáfica
|
Tened memoria, mortales,
del juicio que vendrá,
adonde se os tomará
la cuenta de vuestros males.
Una sibila pagana,
que a Cristo no conoció,
antes lo profetizó
qu'él tomase carne humana. | 28copla_castellana
|
No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto. | 11cantar
|
Huye los soberbios mares,
ven, verás, como cantamos
tan deleitosos cantares
que los más duros pesares
suspendemos y engañamos;
y aunque quien pasa dolores
amor le fuerza a cantarlos,
yo haré que los pastores
no digan cantos de amores,
porque huelgues de escucharlos. | 6copla_real
|
Restituidme mi vida,
mis placeres tan robados,
conoced, desconocida,
cuánto desagradecida,
no neguéis vuestros pecados;
porque seamos librados
vos de culpa, yo de pena,
no descuidéis mis cuidados
en estos días contados
de esta santa cuarentena.
| 25décima_antigua
|
Aunque físicamente
quise yo amarte
metafísicamente
no he de olvidarte | 22seguidilla
|
Ve, mariposa;
ve a volar por los cielos
del ancho mundo. | 8haiku
|
el otro en la encubierta
peña rompe la nave, que al momento
el hondo pide abierta;
al otro calma el viento;
otro en las bajas Sirtes hace asiento; | 14lira
|
Airoso se halló Cupido
con sus flechas y carcajes,
ministro de ejecuciones
de sus arcos de azabache; | 11cantar
|
De Antequera sale un moro,
de Antequera aquesa villa;
cartas llevaba en su mano,
cartas de mensajería;
escritas iban con sangre
y no por falta de tinta:
el moro que las llevaba
ciento y veinte años había;
toca llevaba tocada,
muy grande precio valía;
alhareme en su cabeza,
con borlas de seda fina.
Siete celadas le echaron,
de todas se escabullía;
por los campos de Archidona
a grandes voces decía:
Si supieses el rey moro
mi triste mensajería,
mesarías tus cabellos
y la tu barba bellida.
| 1romance
|
Vivo la naturaleza
anegada en tu belleza, | 3couplet
|
Mare de mi alma,
la vía yo diera
por pasar esta noche de luna
con mi compañera. | 26seguidilla_gitana
|
Un pajarito alegre
picó tu boca
creyendo que tus labios
eran dos rosas. | 22seguidilla
|
En prueba de ella os dejo lo que dejaros puedo,
Mis versos, siempre tristes, pero los dejo así;
Porque pienso, a veces que entre sus letras quedo,
Porque al leerlos creo que os acordáis de mí. | 7serventesio
|
¡Mira! Las auras arrullando pasan
De la corriente los flotantes rizos:
Llanto de gozo la apacible noche
Vierte y silencio. | 36estrofa_sáfica
|
Blanca paloma con humilde arrullo
Tierna se queja del esposo ausente;
Cisne flotante sobre el fresco lago
Llora cautivo. | 36estrofa_sáfica
|
Mi atávico ritual en el silencio,
con la intensa fragancia de la tierra,
es gozo en el hallazgo de tu gesto,
el triunfo de la Vida ante la muerte.
La llama de tu amor en mí palpita
y olvido la agonía de la senda | 39sexteto
|
Para hacerse invisible
cualquiera hombre
no hay cosa más segura
que hacerse pobre;
pues el dinero
es lo que luce y hace
los caballeros. | 27seguidilla_compuesta
|
Ca non es flama quemante,
como quier que le paresca,
esta que vedes delante,
nin ardor que vos enpesca.
Ardimiento non p[e]resca,
e, seyendo diligente,
pasemos luego la puente
antes que más da[ñ]o cresca. | 15octavilla
|
El pobre pensamiento mil lágrimas vertía,
Desoladoras lágrimas, de acíbar y de hiel,
Mientras la joven rosa, sin ver a otras crecía,
Y mientras más crecía, más se alejaba de él. | 7serventesio
|
El primer gozo se cante:
causar la primera vista,
que la señora bien quista
comienza a ser del amante,
cuando a la ley verdadera
se muestra de bien amar,
le place bien a tornar
ciego del hombre que era
ha de creer y afirmar
o morir o defensar. | 25décima_antigua
|
Nueva primavera admiran
los campos en su semblante
que, como lo vieron flor,
como a su Flora la aplauden. | 11cantar
|
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio. | 27seguidilla_compuesta
|
Como el rostro disfraza
con mil colores
mis ojos al mirarte
te desconocen | 22seguidilla
|
¿Quieres que conservemos una dulce
memoria de este amor?
Pues amémonos hoy mucho, y mañana
digámonos ¡adiós! | 23cuarteto_lira
|
otro favor no menos importante
para el caso temido se nos muestra,
de ingenio y fuerzas y valor bastante: | 33terceto
|
Recibirá el regalo del país de la nieve.
Que a los reinos boreales el patrio viento lleve | 3couplet
|
Dado el seguro, por diversas partes
Vinieron al alcázar de don Sancho
Rui-Velázquez y Gústios. Yo y los mios,
Con otros extranjeros, convidados"
" Fuimos á presenciar la ceremonia.
Celebrada del modo mas extraño
En el salón del trono, do asistieron
Todos los ricos-hombres castellanos."
" En su dosel sentóse el jóven conde,
El Ulema de Roma al diestro lado ;
Y por distintas puertas en la sala
Los dos caudillos á la par entraron. "
"Por la que estaba al frente, al mismo tiempo
Con cuatro dueñas y catorce hidalgos
Presentóse doña Ava, blancas tocas
Y ricas negras ropas arrastrando.
Entró también con ella el arzobispo,
Con todas las insignias de su cargo,
Y dos pajes en pos. Uno traía.
De oro en salvilla y entre lienzos blaneos,"
Un pan pequeño el otro una gran taza
De oro y piedras preciosas, rebosando
Ardiente vino y á los pies del trono
Todos en gran silencio se acercaron."
" Allí tomó la copa la condesa,
Y el conde tomó el pan, y en tres pedazos
En el vino lo echó ; y el arzobispo.
Haciendo ciertos signos con la mano,"
" Murmuró varios salmos y oraciones,
A todos los presentes demostrando,
Que en la copa no había ni conjuro,
Ni veneno entíubierto, ni otro engaño."
" Un pedazo del pan mojado en vino
Comió con gravedad el conde Sancho
Y mandó á Rui-Velázquez y al de Lara,
Que cada cual comiera otro pedazo. "
" Hiciéronlo al momento, una rodilla
Hincada en tierra; luego se abrazaron,
Al templo fueron á jurar las paces,
Y en seguida un festín hubo en palacio.
Tornó Castilla á verse en quieta calma,
Mas fué calma de mar, que pronto airado
Turba el austro otra vez, y en que el piloto
De otra mayor borrasca ve el presagio."
Quedó en silencio Zaide, y en silencio
Quedó también Mudarra, que pasmado,
La relación á descubrir no acierta,
Que con él tienen lances tan extraños. | 18romance_arte_mayor
|
Al hombre los trabajos
Lo hacen humilde;
Más las prosperidades
Siempre le engríen:
Pues la riqueza
Rara vez se separa
De la soberbia. | 27seguidilla_compuesta
|
Misteriosa y cabalística,
puede dar celos a Diana,
con su faz de porcelana
de una blancura eucarística. | 19redondilla
|
Primero es un albor trémulo y vago,
raya de inquieta luz que corta el mar;
luego chispea y crece y se dilata
en ardiente explosión de claridad. | 21silva_arromanzada
|
Minando así las cortes
por mil ocultas venas,
aspira ventajosa
a la ruina total de su grandeza. | 17endecha_real
|
Fácil cosa fue dejalla;
vivir sin ella no fue
tan fácil, porque pensé
morir volviendo a buscalla. | 19redondilla
|
Cuando yo vos vi doncella,
De vos mucho me pagué:
Ya dueña, vos loaré. | 10tercetillo
|
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
¡una perdida estrella! | 23cuarteto_lira
|
Incendio vivo y fugaz
Pinta aquí vuestro amor ciego:
Si os lo extingue todo el fuego
Abrasador y voraz,
Restos para amarme en paz
Del fuego no habrán quedado,
Y ¿qué he de hacer, malhadado,
Si el fuego arrecia y atiza,
Con un galán Don Ceniza
Consumido y chamuscado? | 13espinela
|
Miré anillas cortesanas,
Vestidas de la librea
De aquellas flechas mundanas,
Que enastaron a Medea:
Vi a la Pentesilea,
Clitemnestra y Adriana,
Vi la discreta troyana,
Brocada, Dafne Penea, | 40copla_arte_menor
|
-Molinera que estás hilando
A la vera de tu heredad,
Quieres decirme, si lo sabes,
Adónde este camino va,
Que me basta a desconocerlo
De una noche la brevedad. | 39sexteto
|
K e r i m a en vano el nombre de Mudarra
Negó á su labio con prudente esfuerzo.,
A l contar los festejos de la boda,
A l referir los lances del torneo ;
Pues las locuaces siervas que la asisten,
Y la vieja nodriza, repitiendo
Las voces que por Córdoba volaban.
Despedazaron su oprimido pecho.
Esta le ponderaba el entusiasmo
De que era el j ó v e n triunfador objeto ;
Aquella lamentaba que su origen
Tal beldad malograse y tal denuedo
Otra, informada de envidioso labio,
O de Giafar atenta á los preceptos,
Le retrataba con las negras sombras
De lástima, de afrenta y de desprecio.
La nodriza, con p l á t i c a s difusas,
Viejas historias y mohosos cuentos,
Todo lo que es antiguo ponderaba,
Y mezclando malicias y consejos,
Dijo : ' ' A u n no estaba m i semblante arado,
" N i convertido en nieve mi cabello,
" Pues fué poco después que de los Laras
" Las cabezas á Córdoba trajeron 5"
"Cuando recien nacido le encontraron
En los jardines de Almanzor expuesto :
De algún cautivo v i l é infame esclava
Fruto infeliz, y maldición del c i e l o ."
" L a princesa Zahira en su palacio,
Por caridad ó por capricho necio,
Le a c o g i ó . . . . Q u é mujer!.... era muy linda,
Y compasiva, y generosa, es cierto
" P e r o tan r a r a . . . . E n fin en protegerle
Cifró todo su afán, todo su e m p e ñ o ;
Y en vez de acostumbrarle desde niño
A ser humilde, y á servir cual siervo,
C r i ó l e con tal pompa y tal regalo,
Como si fuera un claro caballero ;
Y hasta el momento de morir estuvo
De caricias c o l m á n d o l e y de obsequios."
" L o c u r a s de mujer!... Y Zaide, Zaide,
Ese i n c r é d u l o altivo, satisfecho
De sus vanos saberes, del Mudarra
Ha sido el consultor, ayo y maestro."
" Con un p r i n c i p i o t a l , con tal doctrina,
¿ Q u é se puede esperar de ese mancebo?—
Yo e x t r a ñ o que A l m a n z o r . . . . p e r o q u é digo?
¿ Qué se debe e x t r a ñ a r en estos tiempos?..,.
" ¡ U n e x p ó s i t o v i l de los donceles,
De la flor y esperanza del imperio,
Ser c a p i t á n en tan famoso dia !
E n la mesa del rey tener asiento!"
" C o n K e r i m a danzar el miserable I
¡ E n competencia entrar en el torneo
Con el noble Zeir, con el que aclama
Por su señor el tunecino pueblo
Así decía, y una esclava j ó v en
La i n t e r r u m p i ó con p r o n t i t u d diciendo :
" P e r o ganó la banda y la sortija,
" Y con aplauso universal el premio.
Repúsole la vieja : Cí S í , fortuna,
" Mera casualidad Y ¡ á digno objeto
" H a b r á la r i c a prenda dedicado ! . . ..
" ¡A alguna esclava de Almanzor su d u e ñ o !!!"
No pudo mas K e r i m a ; á todas ellas
Mando callar con desabrido aspecto,
Y mostrando cansancio de escucharlas,
Que al punto despejasen su aposento.
Apenas sola, hondísimos gemidos
Lanzó el volcan de su abismado seno 5
Cruzó su estancia con inciertos pasos 5
Alzó los brazos y l a faz al cielo.
D e r r i b ó s e por fin, de fuerzas falta,
Sobre un rico a l m o h a d ó n , en gran silencio
Sus labios frios, é i n c l i n ó la frente,
Hinchado el c o r a z ó n , los ojos secos.
De la anciana nodriza las palabras
Un mar de confusiones extendieron
Ante su vista, de esperanzas dulces
E l cuadro engañador oscureciendo.
Un expósito v i l , dijo su padre,
Y un e x p ó s i t o v i l es en efecto
E l que su c o r a z ó n ha sorprendido,
Para abrasarle en vergonzoso fuego.
Se afrenta de sí misma, y orgullosa,
Animada de su alto nacimiento,
Abomina el instante desdichado
E n que pudo pararse en tal objeto.
L l o r a luego, y llorando, en su alma herida
L a ternura recobra el dulce imperio ;
Pero al pensar que la preciosa banda
De una esclava tal vez adorna el cuello,
Arde en furor, y jura en altas voces
Odio al H u é r f a n o v i l , no ya desprecio,
Indignada de haber á tal persona
Humillado sus altos pensamientos.
Sí, t o m ó su partido, está resuelta-,
Y a aborrece á M u d a r r a ; por lo menos
Lo imagina : triunfante se figura.
M i r a su amor como un delirio necio
Mas fatigada de vencer, oprime
Su corazón tan angustiado peso.
Que anhela respirar el aire puro
So l a b ó v e d a inmensa de los cielos.
Baja al verjel de su soberbio alcázar^
A buscar en las flores el consuelo,
Pensando, s i m p l e c i l l a ! que en las flores
Ya á encontrar como siempre su recreo.
A h ! no lo encuentra en su j a r d í n cercado,
Del que con dos esclavas y en silencio
Sale al campo, y se pierde en las florestas,
Que de Guadalquivir gozan el riego.
Entonces se le acuerda de repente,
Que oyó elogiar en el banquete regio
Las flores que en l a tumba de Zahira
Daban su aroma delicioso al viento.
Ve idas desea, y con lijera planta
Corre inocente en pos de su deseo.
Ignorando q u i é n es de aquellas flores
E l piadoso cultor y jardinero.
E l sol al occidente descendía,
Y á su b r i l l a n t e luz formaba velo
ü n celaje sutil de oro y violado,
Que templaba su ardor y sus reflejos :
Nubes de ardiente grana e n r i q u e c í an
E l ancho espacio, vaporoso á trechos,
Jazmín y azahares respiraba el aura,
Y entre las flores reposaba el viento.
E r a una dulce y sosegada tarde
De las que en aquel clima y grato suelo
Naturaleza ostenta, y con que encanta
Las tiernas almas, los sensibles pechos.
| 18romance_arte_mayor
|
Mas si estas partes de naturaleza
Al humano indagar no se consiente,
Del Escorial, y el Pardo la aspereza
Me agrade, y Aranjuez el floreciente,
El Parque, el Valsain, y Eresma frío,
Caudaloso tal vez con llanto mío. | 34sexta_rima
|
Otoño con dos ríos ha dorado
el cerco del gigante centinela
de piedra y luz, prodigio torreado
que en el azul sin mancha se modela. | 7serventesio
|
Cera y cáñamo unió (que no debiera)
cien cañas, cuyo bárbaro rüído,
de más ecos que unió cáñamo y cera
albogues, duramente es repetido.
La selva se confunde, el mar se altera,
rompe Tritón su caracol torcido,
sordo huye el bajel a vela y remo;
¡tal la música es de Polifemo! | 2octava_real
|
ya don Pedro me la daba,
y cierto competidor
no trató bien de mi honor.
Mucho la prudencia alaba | 19redondilla
|
Quedó Zaide en silencio, y en silencio
Trémulo, confundido, helado queda
También, cubierto de sudor, Mudarra,
Y con el alma de terror deshecha.
Mas al cabo repúsose, exclamando :
" Gracias, cielos, os doy de que la empresa
" Guardasteis para estreno al brazo mió
" De libertar de monstruo tal la tierra!!! "
Zaide !...Zaide !. .¿es posible que los hombres
" De tanta atrocidad capaces sean?...
" Mas decidme, decidme : ¿el noble Lara
Tornó á la vida?"—"Sí; y aun mejor fuera"
" Que no tornara, " respondióle Zaide;
Y prosiguió diciendo: Las tinieblas
"Reinaban de la noche, cuando el triste
" E n sí volvió, y atado con cadenas
Se halia en medio del campo, y en los hombros
De dos esclavos negros, que á gran priesa,
Cercado de una escolta silenciosa,
De los muros de Córdoba le alejan."
" Mas no estaban del todo sus sentidos
Despiertos, ni expeditas sus potencias;
Y en desorden su mísero cerebro,
Ya de impresión ninguna capaz era."
u Nada pregunta , nadie le bace caso;
Llévanle cual vil fardo j y triste presa
Del mental desarreglo, ni aun memoria
De lo que acaba de pasar, conserva."
" Unas veces tomaba el alimento,
Otras lo rechazaba con violencia
Ya prorumpe en horrendos alaridos,
Ya insensible cadáver ni aun alienta."
" Al confín castellano á pocos dias
Así llegó, y al punto de él se entregan
Armígeros dispuestos de antemano,
Que también mudos y con gran presteza,"
" A un lejano castillo le conducen.
Dominio de Velázquez, y le encierran
En solitaria torre, al mismo tiempo
Que por traidor en Burgos le condenan
Veinte crudos inviernos han cercado
De nieves, lluvias, tempestades, nieblas
La prisión, donde gime el noble Lara,
Y aguarda al vengador de su inocencia."—
Y qué ! gritó Mudarra : en los cristianos
No hay honra, no hay valor, no hay quien emprenda
De tan esclarecido caballero,
Ya que no la venganza, la defensa? "
" Yo volaré á Castilla, y lanza a lanza,
A Velázquez, al conde, á cuantos sean
De tanto crimen y crueldad culpables,
Combatiré cual bueno Tal empresa,"
" A que el honor y la virtud me llaman,
" El cielo mismo acometer me ordena.
" Sí, volaré á vengar al noble anciano"....
No pudo proseguir, porqué le estrecha
Entre los brazos Zaide, que mil besos
Le imprime en la mejilla, se la riega
Con llanto copiosísimo, y le dice :
" Tal es tu obligación, cumple con ella."
" Hijo eres tú del desdichado Lara.
"Que de ti solo su remedio espera."
" Yo su hijo?...granDios!...Zaide!"el mancebo
Exclama absorto, helado, y manifiesta
Tan grande agitación, que mas no puede
Su labio articular; y calla, y tiembla.
Respóndele el aciano :"Sí, hijo suyo,
<'Y de Zahira."—-A nombre tal se llena
La medida del pecho de Mudarra,
Casi pierde el sentido, y dice apenas :
"Mi leal corazón ya lo sabía—
" Madre!.. .ay de mí infelice!.. .madre tierna!"..
''Que destino cruel tan dulce nombre,
"Entre tus brazos le negó á mi lengua?''
Su voz ahogóse en lágrimas; y Zaide,
Repuesto, prosiguió de esta manera.
| 18romance_arte_mayor
|
Vuela, pues, con confianza,
vuela al seno paterno
de aquel Dios suave y justo,
toda munificencia allá en el cielo. | 17endecha_real
|
¡Oh, tú, que duermes en casto lecho,
de sinsabores ajeno el pecho,
y a los encantos de la hermosura,
unes la gracia del corazón:
deja el descanso, doncella pura,
y oye los ecos de mi canción! | 34sexta_rima
|
HÚMEDA de rocío despierta la campana
En los azules cristalinos de la mañana,
Y por las viejas sendas van a las sementeras
Los tardos labradores, camino de las eras,
En tanto que su vuelo alza la cotovía
A la luna, espectral en el alba del día. | 39sexteto
|
Es la mujer,ser que adoro
rindiendome ante su encanto,
y es un lema sacrosanto
que el el convivir valoro:
tanto monta, monta tanto. | 29quintilla
|
Ahora que los dones
no cuestan nada,
le he puesto yo a mi burra
doña Mariana | 22seguidilla
|